CARTUJO CON LICENCIA PROPIA

jueves, 5 de octubre de 2017

PARLEM I DIALOGUEM, PER AMOR DE DÉU

Parlem i dialoguem, per amor de Déu.
Soy la persona que menos sabe de independentismo, sí. Así es. Pero entre lo poco que se y lo que he visto en estos días, quizás sea suficiente para que esté muy preocupado por la situación de lo que yo llamo, el problema catalán. Porque lo es. Quizás hace unos meses no lo era, pero hoy es un problema que atañe desde el espigón de Cádiz hasta la junquera, pasando por cada pueblo de este país en el que vivimos. 

"Hagamos todos un esfuerzo grandote para buscar formulas, para que las personas que optan por la independencia puedan sentirse realizadas como pueblo o una singularidad nacional, dentro del conjunto del estado"

No me iré por las ramas, no deseo que Cataluña se independice de España. Eso no quita, que reconozca la singularidad de la mitad del pueblo catalán que si desea independizarse; no porque estén en contra de España, sino porque no se sienten parte del estado, que no es lo mismo. Además, dejo claro que el problema vital no es la gente de uno u otro bando, no. 

El problema es coyuntural, respecto de la capacidad de gestión que han tenido unos y otros en todo este camino andado entre los independentistas y los que no lo son. 
Parto de la base de que la sociedad catalana está –respecto de este tema- dividida al 50%, y no me parece responsable llevar todo este asunto hasta sus últimas consecuencias, sin ningún apoyo internacional ni posible reconocimiento al supuesto estado catalán; y sin la mitad del apoyo de la otra parte del pueblo catalán por el cual también gobierna la generalitat. 
Los medios de comunicación nos han demostrado una y otra cara de la moneda respecto de la violencia o pasividad policial de unos y otros. Políticos tirándose a la cara sus proclamas a ver quien la dice más amplia o más gorda. Gobiernos de uno y otro lado echándose un pulso en el ámbito de: ¡a ver si eres capaz!...etc. 
¿Puede haber grandes damnificados en todo este asunto? Sí, desde luego. ¿Quiénes? Pues los de siempre, en el momento en el que se forma un conflicto sea de la naturaleza que sea, el PUEBLO. Temo que la gente, toda ella, sea quienes paguen este pulso sin razón en el que se han embarcado los gobiernos autonómico y estatal; colocando “su” orgullo encima de la mesa sin posibilidad de retirada. 

"hago un llamamiento a tod@s para que optemos por la paz, y ojalá por la fraternidad. Los cristianos especialmente no debemos caer en echar leña al fuego, pues no es a lo que estamos llamados, sino a ser fermento y luz"

Y si el orgullo del: ¡ahora o nunca! es el que prima en la mesa de los políticos, pues temo que esto acabe como el rosario de la aurora. Por ello el titulo de este artículo. Parlem i dialoguem, per amor de Déu = hablemos y dialoguemos por amor de Dios. No le diré a ningún catalán independentista –y no digo esta palabra en sentido peyorativo- que es lo que tiene que hacer. Pero si le digo que soy el andaluz más orgulloso de mi tierra. Y la bandera e himno que más me gustan son los andaluces. 
Y estoy hasta el gorro de que en muchos lugares se mofen de nosotros. Pero nada de eso interfiere en mi condición andaluza, y nada del mundo me es preciso para estar más orgulloso de mi tierra de lo que estoy. ¿Qué más da la nomenclatura que se utilice para con la tierra, si por ello nadie deja de ser lo que? ¡¡Hablemos, por amor de Dios y pongamos la PAZ en medio de todo, como condición indispensable para salvaguardar la concordia entre los pueblos, todos ellos. Cada cual que se abrace con la bandera que sea, cante el himno que quiera y rece o no rece a quien quiera… pero no perdamos la concordia y la paz. 
Duele ver a aquella Cataluña de hace unas semanas unida contra el terrorismo; hoy separada y en conflicto por asuntos políticos y de identidades.
Hagamos todos un esfuerzo grandote para buscar formulas, para que las personas que optan por la independencia puedan sentirse realizadas como pueblo o una singularidad nacional, dentro del conjunto del estado; sin que haya que prohibir las banderas ni proclamas. ¿Cómo no va a ser posible si la constitución española se fraguó entre personas tan diametralmente opuestas como Fraga o Carrillo? 
Se les echa de menos oye, sí. Estamos escasos de liderazgo político y de cordura, pues son demasiado gordas las cosas que se escuchan. Desde estas humildes letras, hago un llamamiento a tod@s para que optemos por la paz, y ojalá por la fraternidad. Los cristianos especialmente no debemos caer en echar leña al fuego, pues no es a lo que estamos llamados, sino a ser fermento y luz.
Permita la responsable conciencia humana anteponer el interés común y general al propio, sin dejar de reconocer singularidades territoriales. Cataluña es un pueblo excepcional y lo seguirá siendo. Para ello no se necesitan ni fronteras ni otras cosas. Lo importante desde mi punto de vista, es que nos llamemos como nos llamemos caminemos juntos por el progreso de Europa y la humanidad.

Fraternalmente, Floren.