CARTUJO CON LICENCIA PROPIA

jueves, 28 de diciembre de 2017

LOS SANTOS INOCENTES. UN SACRIFICIO INCOMPRENDIDO

Los Santos Inocentes. Un sacrificio incomprendido
Y lo es, desde luego que lo es. Ni por ser la conmemoración de este masivo infanticidio, está justificado el que se le llame al día, el de los tontos, o que se den inocentadas. Tontos, como decía “Forrest Gump”, son los que hacen tonterías. Admitiremos por ello que la reciente tradición haya establecido estas absurdas connotaciones para este día; pero lo que no debemos olvidar, es el origen y significado de esta fiesta litúrgica. Junto a la Pascua de Resurrección, la fiesta de la Natividad de Jesús, o sea la Navidad, son las únicas fiestas que tienen una octava celebrativa, litúrgicamente hablando. Y en esta octava de navidad en la que estamos, hay colocadas estratégicamente varias fiestas, una de las cuales es esta de hoy, LOS SANTOS INOCENTES.


No es algo que esté puesto al azar y desde luego para nada es algo sobre lo que se deba de frivolizar, por muchos siglos que se hayan sucedido desde entonces. Lo cierto y verdadero es que hay una estrecha similitud, respecto de la venida de Jesús al mundo y el sacrificio de estos inocentes, que según el capítulo segundo del evangelio de Mateo (2,13-18), perdieron la vida de manera inocente a manos de Herodes.
En primer lugar porque Jesús, si bien fue librado en su nacimiento de las garras de Herodes que quería matarlo, perdió al final la vida de manera injusta, por una causa concreta, la del Reino de Dios. Esta fiesta de los santos inocentes no tiene verosimilitud en el tiempo en el que se cuenta en los sinópticos. Las fechas bailan demasiado, pero señalo que no es eso lo que nos importa. Son muchas las cosas que nos cuenta la Biblia sin orden cronológico acertado, y no por ello dejan de tener un mensaje y una enseñanza. Y desde luego este infanticidio lo tiene.
Partimos de la premisa de que Jesús niño, es el salvador que viene. Dios maravillosamente se nos revela en la carne humana, para hacernos ver que en la humanidad tiene su complacencia. Tras un largo periodo de tiempo en el que Israel se ha apartado y acercado continuamente de la presencia de Dios, establecido el tiempo oportuno Jesús llega, para dar un importante toque de atención a la humanidad; para dar el testimonio por antonomasia de entregarse por amor, por amor al prójimo, que somos tu y yo.
Mateo hace cuatro referencias a Egipto en su capítulo dos (versículos 13.14.15 y 19). Y lo hace por el interés que tiene para el hagiógrafo sagrado, la comparativa entre Moisés y Jesús. Moisés es enviado por Dios para salvar a su pueblo (Éxodo 3,14-15), y aunque se resiste a entender el mensaje del trascendente, acaba acatándolo y poniéndose en camino hacia la tierra desde la que otrora huyera (Éxodo 4,19-23). En el periplo de Moisés e Israel hay penitencia, reconciliación, fe e infidelidad, aguas que salvan, fuego que purifica…etc. Todo ello, elementos que vemos con facilidad en la vida de Jesús, y de los cuales Jesús se sirve e incluso participa.
Dios anima a Jacob a que se traslade a Egipto (Génesis 46,1-7), para que desde allí comience su andadura y progresión ante los ojos de Dios, perseverando día a día. Pero es el sacrificio de los inocentes en Egipto del cual se salva Moisés (Éxodo 1,1s), el punto comparativo más acertado con la fiesta que hoy celebramos. Ambos personajes Moisés y Jesús, fueron en su momento los “salvadores” del pueblo, pues sus vidas y obras le valdrían como faro que alumbra el sendero de los creyentes, en cada época de su vida. Y si bien es verdad que Jesús es considerado el hijo unigénito de Dios, Moisés no lo fue menos pues su hazaña le constituyo como uno de los padres del pueblo de Israel, en el cual nos representamos todo el pueblo de Dios.
No deseo alargarme más. Dije antes que poco importa si el infanticidio fue real o no en el tiempo. Lo que importa es que la causa del Reino de Dios, llega al mundo y a nuestras conciencias para remover los corazones y ojalá impregnarlos de misericordia. Jesús fue un indeseado para los poderes acomodados de entonces, y por causa de aquel orden establecido, donde los pobres eran una amenaza y eran considerados menos que nada se tuvo que marchar al exilio.
Muchos murieron entonces y han muerto a lo largo de la historia como aquellos inocentes, solo por defender un ideal e ideario que no permitía la injusticia ni el desorden humano, sino que establecía las bases de una vida reglada por el amor, la bondad y la justicia social. Lo que menos nos importa del evangelio donde se nos cuenta la matanza de los niños es lo que ofrecieron los reyes a Jesús, algo que en absoluto es real. Lo que nos importa es que como aquellos niños, muchas personas siguen muriendo queriendo simplemente un mundo mejor, sin vivir en la miseria y la violencia continuada.


Jesús nace y muere continuamente en la tierra. Nace cada vez que nace una vida o nacen posibilidades de amar y vivir esperanzados. Nace con la sonrisa humana y la ternura, se tenga la edad que tenga, porque nace en nuestros corazones. Y muere, desde luego que sí. Muere cada vez que un homosexual es ahorcado de una grúa o lanzado al vacío desde una azotea en esos países de oscuridad. Muere cada vez que una mujer es golpeada o asesinada. Muere con la infancia rota, con la esclavitud continuada. Muere cada vez que una persona del tercer o primer mundo, siente en sus tripas el lamento del hambre…etc.
Esos son los inocentes asesinados y maltratados de hoy. Por eso esta fiesta de LOS SANTOS INOCENTES es tan actual, tan de hoy y tan de ahora mismo. Ojalá asumamos y no se nos olvide que Dios, ante todo es misericordia. Y si como cristianos nos limitamos simplemente a vivir la fiesta sin mirarnos el corazón e interiorizar el significado de la navidad, entonces si daremos utilidad al hecho de que algunos consideren hoy, el día de los tontos. Con todo respeto.


Fraternalmente, Floren.